AMRITSAR, LA CIUDAD SAGRADA DEL SIJISMO
En el estado del Punjab, a 28 km de la frontera con Pakistán, se encuentra Amritsar, cuyo nombre significa “estanque del néctar de la inmortalidad”. Con 2 millones de habitantes, esta ciudad es el epicentro cultural y espiritual de la religión sij (sikh).
En esta ciudad encuentra el lugar más sagrado para la comunidad sij: el Harmandir Sahib, conocido como el Templo Dorado, adonde los fieles peregrinan al menos una vez en la vida, atrayendo a tantas personas como el mismo Taj Mahal.
La ciudad de Amritsar es también conocida por dos importantes masacres que ocurrieron en relación con el Harmandir Sahib: la masacre de Amritsar en 1919, perpetrada por los británicos, y la operación Blue Star el 6 de junio de 1984, durante el mandato de la primera ministra india Indira Gandhi, con el fin de sofocar el movimiento separatista cuyos máximos dirigentes se encontraban atrincherados en el templo.
El Templo Dorado
En la provincia de Punjab se gestaron las primeras comunidades sijs, siendo naturalmente el lugar donde se construyó su centro religioso. Los inicios de la construcción del Templo Dorado datan de 1588, bajo el imperio mogol de Akbar, quien financió el proyecto arquitectónico que resaltaría no solo por ser el más sagrado para el sijismo sino por su belleza y majestuosidad.
Para 1601 el Templo Dorado se encontraba terminado y el 16 de agosto de 1604 se llevó al templo el primer tomo de las escrituras.
Este templo fue construido sobre una piscina o estanque artificial llamado Amrit Sarovar, el cual cumple con dos finalidades, la primera crear la ilusión óptica de que la construcción flota sobre las aguas y la segunda es que el agua tiene un carácter sagrado y los visitantes se la llevan a casa en botellas con fines de purificación y salud.
El Templo se encuentra dentro de una extensa zona de exclusión adonde solo es posible ingresar a pie y hasta cierto punto en tuk tuk.
Existen cuatro entradas que representan la Puerta de la Paz, la Puerta de la Vida, la Puerta del Aprendizaje y la Puerta de la Gracia. Estas puertas siempre deben permanecer abiertas para todos. Para acceder los fieles deben descender por unas escaleras, ya que fue construido en un nivel más bajo del terreno, enfatizando la humildad antes de entrar a las instalaciones.
Para ingresar se debe llevar la cabeza cubierta y los pies descalzos. Los sijs inclinan sus frentes para mostrar reverencia ante la sagrada escritura.
Photo by Colores de India
En el interior no hay imágenes que representen al Dios supremo porque consideran que no es posible realizar alguna representación siquiera simbólica que represente su magnanimidad.
Una vez en el interior, los presentes se sientan en el piso frente al libro sagrado, el Granth Sahib, como una manera de demostrar la igualdad entre todos, lo cual es uno de los pilares de la fe; tampoco existe la figura de sacerdote para dirigir o encabezar las liturgias, basta que cualquier integrante manifieste su interés en dirigir las oraciones y entonar los himnos.
Hay un espacio comunitario, el langar, que es un gran comedor que provee de comida gratis a cualquiera que lo necesite. En este espacio se borran las diferencias sociales pues todos se alimentan con la comida elaborada por los propios miembros de la comunidad, en igualdad de condiciones: sentados en el suelo, descalzos, en línea recta, ni adelante para reclamar un estatus superior ni atrás para denotar inferioridad, lo que rompe con las tradiciones hindúes en la cual los integrantes de las más altas castas -brahmanes- no compartían la mesa con personas de castas inferiores.
El langar de Harmandir Sahib es una de los más grandes, atendiendo a 100.000 personas al día. La comida servida es vegetariana para adaptarse a cualquier restricción alimenticia.
Preceptos del sijismo
Hablar de los orígenes del sijismo, como doctrina religiosa, nos remonta a los siglo XVI y XVII, en los cuales existía una gran tensión dentro del territorio indio entre los grupos religiosos más poderosos de la región, a saber: hinduistas y musulmanes. El sijismo surgió como una alternativa que se oponía a la creencia en el sistema de castas, la que ha llevado a la sociedad hindú a estratificaciones sociales que se traducen en desigualdad y discriminación.
Gurú Nanak fue el fundador y el primero de los diez Gurus que han tenido los sijs.
Nanak fue criado como hindú, aunque luego en su búsqueda espiritual perteneció a la tradición Sant del norte de la India, un movimiento asociado con el gran poeta y místico Kabir (1440-1518). Los Sants compusieron himnos de gran belleza expresando su experiencia de lo divino. Su tradición se basó en gran medida en el Vaishnava bhakti (el movimiento devocional dentro de la tradición hindú que adora al dios Vishnu), aunque hubo diferencias importantes entre los dos. Al igual que los seguidores de bhakti, los Sants creían que la devoción a Dios es esencial para la liberación del ciclo de renacimiento en el que todos los seres humanos están atrapados; sin embargo para los Sants, Dios no puede ser encarnado ni representado en términos concretos.
Luego de la muerte de Guru Nanak en 1539 y con el fin de continuar difundiendo los preceptos morales del sijismo y mantener vivo el mensaje revelado por Dios, se instauró la tradición de nombrar un sucesor, un gurú (palabra de origen sanscrito cuya traducción significa maestro). El décimo gurú, Gurú Gobind Singh (muerto en 1708), designó al libro sagrado como undécimo y definitivo gurú a perpetuidad. La recopilación de todas las enseñanzas que dio origen al texto sagrado comenzó con el quinto Gurú Arjan, en 1604. Este libro por tanto tiene la particularidad de haber sido escrito por los propios fundadores de la religión, a diferencia de los libros sagrados de otras grandes religiones.
Se estima que actualmente hay unos 30 millones de sijs en el mundo, la mayoría en India, pero hay grandes comunidades en Inglaterra y Canadá.
Entre los pilares más importantes del sijismo se encuentran:
- Practicar la meditación y cantar el nombre de Dios en las oraciones
-Llevar una vida familiar, social y comunitaria.
- Ganar dinero honestamente mediante el trabajo, mantener un equilibrio físico y mental y aceptar las bendiciones y regalos de Dios.
-Compartir el dinero y los bienes dentro de la comunidad, a través del consumo colectivo y ayudando a quienes lo necesitan.
-La igualdad entre hombres y mujeres.
A diferencia de la mayoría de las demás religiones, los practicantes visten los cinco artículos de su fe, que son conocidos como las cinco K:
Kesh, cabello sin cortar y muy limpio, considerado un regalo de Dios.
Kangha, un pequeño peine de madera para mantener el pelo ordenado y que sirve de recordatorio de que se debe llevar una vida ordenada.
Kirpan, una daga de unos 15 cm de largo, un símbolo de valentía, de fe en Dios y de defensa de su fe, así como el compromiso por la defensa del débil y del oprimido. El kirpán nunca debe desenvainarse para atacar, pero puede usarse para la autodefensa o para proteger a un tercero.
Kara es un brazalete de acero utilizado en la muñeca derecha (a menos que el usuario sea zurdo). El círculo del brazalete es un símbolo de Dios y de unidad, y el acero simboliza fortaleza y la lucha por el bien.
Kach un calzoncillo atado con un cordón, simboliza pureza y modestia, y la fidelidad al cónyuge.
El símbolo más fácilmente reconocido del sijismo es el turbante que visten los hombres. Simboliza disciplina, integridad, humildad y espiritualidad, y es parte obligatoria de la fe, no una costumbre social.
Con el fin de eliminar las diferencias de castas que surge de los apellidos, todos los hombres llevan el apellido Singh (león) y las mujeres Kaur (princesa).